NO PARAR HASTA CONQUISTAR. CUENCA NUNCA SERÁ LO QUE MERECE MIENTRAS LOS CACIQUES DIRIJAN NUESTRA PROVINCIA



lunes, 29 de junio de 2015

Iglesias tacha de “problema trágico” que los presos de ETA estén “a cientos de kilómetros de sus familias”

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, considera “un problema político trágico” que “aún” haya “entre 400 y 500 prisioneros (de ETA) retenidos en cárceles a cientos de kilómetros de sus familias”, según afirma en una entrevista en la revista ‘New Left Review’. En ella, Iglesias sostiene que en los últimos años “el conflicto en el País Vasco ha perdido algo de su centralidad, que era esencial para el régimen”, por el alto el fuego y el posterior abandono de la “lucha” por parte de ETA. “Aunque aún hay entre 400 y 500 prisioneros retenidos en cárceles a cientos de kilómetros de sus familias. Aún es un problema político trágico”, prosigue el texto. Para el líder de Podemos, “la cuestión nacional” es probablemente el asunto más importante que ha dejado abierto “el régimen del 78″, así que ha estado “sangrando abiertamente” desde la Transición tanto en el País Vasco como en Cataluña y “en menor medida en Galicia”. Según su análisis, a medida que la “cuestión vasca ha ido perdiendo centralidad”, la catalana se ha ido haciendo más “prominente”, de modo que “hasta la emergencia de Podemos en 2014, Cataluña era el aspecto más visible y mejor articulado de la crisis del régimen”.

miércoles, 24 de junio de 2015

La caza del fascista

¿Es un delito tener simpatía por el fascismo o por ciertos aspectos de él? ¿Es un estigma ser señalado como “extrema derecha”, “ultra” o cualquier otro adjetivo que se utiliza de forma despectiva e insultante por parte de esa izquierda chekista y esa derecha nauseabunda? Indudablemente no. La libertad existe, aunque también existe su coartación, las piras purificadoras, las leyes que cercenan la libertad, las prisiones para los disidentes políticos y las…checas sociales. Viven algunos en una paranoia constante en busca del “fascista”, sinónimo posmoderno de malo, violento, machista, irrespetuoso, insolidario, intolerante, en definitiva, equivalente a portador del mal. La veda lleva décadas abierta: Todos a la caza del “fascista”. Fascista fue el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Fascista fue Andreu Nin, cuyos restos aún no han sido encontrados oficialmente. Fascista fue Fraga. Zapatero es fascista. Los Mossos d’Esquadra son fascistas. Sabino Arana, es nazi. Fidel Castro llama fascista a Obama, y los anticastristas llaman fascista a Castro. Basta buscar en Google para volverse loco al comprobar que unos y otros, derechistas e izquierdistas, trotskistas y estalinistas… se acusan mutuamente de fascistas. Todos los que no piensan como “dicen” que tenemos que pensar, o todos los que piensan como tienen que pensar, pero interesa mancharles su pulcra hoja de servicios al Sistema, son calificados de fascistas. Rizando el rizo del absurdo, y de lo grotesco, se afirma que Tintín es racista y fascista, Asterix y Obelix son fascistas y nazis… y los Pitufos nazis y racistas. Dicen, los “cazafascistas” querer expulsar a todos “fascistas” de los barrios, de la Universidad, de los pueblos, de los puestos de trabajo… Quieren negar la palabra, la libertad de expresión, los derechos constitucionales a los que señalan como fascistas… y en el peor de los casos animan a que sean agredidos. No hace falta hacer mucha memoria para recordar a las miles de mujeres francesas, belgas, italianas… que fueron vejadas, agredidas y violadas por el simple delito de haberse enamorado de un “fascista” durante la II Guerra Mundial, todo ello jaleado por milicianas comunistas. Los jueces actúan de cara a la opinión pública. En efecto, los juicios por opinar “a lo fascista” o por editar libros “fascistas” están politizados, la sentencia esta dictada antes del juicio: ¿Cómo van a legislar reconociendo a los “fascistas” derechos? ¿Van a exponerse a ser descalificados, insultados y cuestionados por juzgar a un “fascista” imparcialmente? ¿Qué es un fascista en comparación con su bienestar personal? La periodistas escriben siempre contra los “fascistas”, si publican lo contrario tienen el despido asegurado… ¿Alguien conoce a un “fascista” bueno o algún amable retrato -por los medios de comunicación- de alguno de ellos? ¿Alguien ha visto algún reportaje, alguna serie de televisión, alguna película, o alguna historia literaria donde un “fascista” sea bueno en vez de tonto, sangriento y malévolo? ¿Alguien conoce a un “fascista” agredido? Parece que como los gatos alrededor de restaurantes chinos: no se ven ni se oyen. ¿Que extraño verdad? O ¿no? Hay infinidad de hechos (falsos, pero que servirían para un buen guión de lo absurdo) que llenarían páginas y páginas de cómics, u horas de monólogos humorísticos en los escenarios, sobre presuntos “fascistas” y hechos “fascistas” que nada tienen que ver con “fascistas” pero que tienen que presentarse como tales, para vender la imagen que interesa de los malos y perversos ovíparos de la serpiente del mal. ¿Por qué digo todo esto? ¿Pretendo justificarme del calificativo de fascista? ¿Voy a negarlo o a aceptarlo? La verdad es que no tengo que dar muchas explicaciones. Yo soy lo que dicen mis escritos, lo que dicen quienes de verdad me conocen, lo que afirman mis palabras y acciones, me da igual que coincidan con Mussolini o con el Che, con Kim il sung o con el bueno de Rompetechos. No me interesan los adjetivos ni lo que opinen de mi, ciertos energúmenos profesionales de la cizaña, de la mentira y del cuento. Juan Antonio Llopart

El actor Alberto San Juan y el cura Javier Baeza en apoyo a Alfonso

martes, 23 de junio de 2015

Los partidos de la “nueva Casta” pactan con ETA

Pamplona será entregada en bandeja de plata a ETA. Las gracias hay que darselas a esas asociaciones de malechores que se hacen llamar partidos políticos: la marca blanca de Podemos Aranzadi, Geroa Bai e Izquierda-Ezquerra. Las víctimas de ETA y sus familiares vuelven a ser ignorados. ETA ya no mata con armas, pero asesina con hechos y palabras, con la connivencia de la derecha y la colaboración necesaria de la izquierda. Son las consecuencias de una hoja de ruta, liderada por el PSOE y participada necesariamente por el Partido Popular, al permitir que ETA esté presente en las instituciones. Esta es su democracia: aquella en la caben los asesinos y sus cómplices, pero donde las víctimas no tienen sitio ni lugar para el respeto. Falange.es

ESTIRPE IMPERIAL - MARCHANDO

martes, 16 de junio de 2015

Concejales de España 2000 y AES toman posesión de sus cargos

Los seis concejales de España2000 en el Corredor del Henares toman posesión de sus cargos Este sábado 13 desde las 12:00 horas se ha desarrollado la constitución de las corporaciones municipales en todos los municipios españoles. En el Corredor del Henares, los seis concejales de España2000 han tomado posesión de sus cargos de ediles. A mediodía estaban convocados Sandro Algaba en San Fernando, Pedro J. Espada en Velilla y Rafael Ripoll en Alcalá de Henares, quienes después de los juramentos, han tomado la palabra para dirigirse a los presentes en los diferentes plenos municipales para agradecer cada voto de aquellos vecinos que han depositado su confianza en los concejales de España2000. “Queremos acabar desde este Ayuntamiento con el sometimiento de los vecinos a los bancos y a la usura, con las concesiones que PP y PSOE han hecho a una banca especuladora, partidos que han puesto en primer lugar los intereses de los bancos, suponiendo esto que un ayuntamiento, por ley, tiene que pagar antes la deuda a los bancos que garantizar bienestar de las familias más afectadas por la crisis que bancos y políticos han creado y también tenemos como objetivo principal la recuperación de los derechos sociales y laborales que han usurpado a los españoles” ha asegurado Rafael Ripoll. “Desde este espacio de soberanía popular queremos luchar para socavar el poder que pretenden tener las grandes corporaciones y esa banca internacional sobre las naciones, a quienes imponen sus condiciones y quienes quieren instaurar un nuevo feudalismo de corte económico donde los ciudadanos pasemos a ser súbditos”, aseveró el concejal de España2000. En materia de empleo Ripoll ha dejado claro que “nuestro compromiso es que sean las empresas que miran por el bien social y la mejora de la vida, las beneficiarias de nuestro apoyo y del ofrecido por este Ayuntamiento” Más tarde, a las 13:00, los otros tres concejales formalizaban su acceso al cargo de concejal en el salón de plenos del Ayuntamiento de Los Santos de la Humosa. Donde el cabeza de lista y ahora portavoz del Grupo Municipal España2000, Sergio Díaz recordaba “el compromiso que tenemos mis compañeros, mi partido y yo con los vecinos de Los Santos, y que después del periodo de detección de problemas y reclamaciones, ahora tenemos ganas de trabajar para mejorar en pueblo y que en ningún caso serán como aquellos que sólo calientan el sillón”. En definitiva todos los concejales de España2000 suscriben las palabras pronunciadas por el concejal de Alcalá de Henares, Rafael Ripoll quien ha dejado claro en su discurso que “vamos a luchar por los derechos de los españoles, y vamos a exigir respeto por los derechos que marca la Constitución”. Fuente: http://www.henares.info/2015/06/los-seis-concejales-de-espana2000-en-el.html Toma de posesión de los concejales de AES en Las Labores (Ciudad Real) A las 11 de la mañana siguiendo el protocolo establecido, se ha constituido la Corporación Municipal de Ayuntamiento de Las Labores, componían la mesa de edad una concejala del PSOE y la concejala de AES, Irene Fiorito Juárez. Poco después, el Secretario del Ayuntamiento nombró a cada uno de los concejales electos que juraron o prometieron su cargo. A continuación se paso a la votación para elegir al nuevo alcalde. La votación fue a mano alzada, cada formación política voto a sus representantes,siendo elegido el concejal del PSOE al disponer de tres concejales, finalmente quedo constituido el consistorio por tres concejales del PSOE (uno de ellos por sorteo), dos concejales AES, David Gil-Ortega Fernández y Ana Fiorito Juárez, y dos concejales el PP. El alcalde felicito a los nuevos concejales y agradeció a los vecinos su participación. Después tomo la palabra el concejal de AES David Gil-Ortega poniendo en evidencia al PP y PSOE por la prepotencia en las conversaciones previas y la falta de valores. David terminó su intervención, asegurando a los vecinos el trabajo incansable para desde la oposición, sacar al pueblo adelante. El PP no hizo uso de la palabra.

viernes, 12 de junio de 2015

SEMBLANZA SOBRE RAMIRO LEDESMA RAMOS

Por José María de Areilza Con Ramiro trabé amistad en Madrid, poco después de proclamada la República en el otoño de 1931. Dirigía él, entonces, un semanario o quincenario, llamado La Conquista del Estado, de signo nacionalista, sindical y autoritario con fuerte acento en la revolución social. El círculo donde se redactaba estaba situado en plena Gran Vía, creo que a la altura del número siete, que entonces se llamaba avenida de Eduardo Dato. Sus compañeros en la aventura eran Giménez Caballero, genial acuñador de tantas cosas, Bermúdez Cañete, Juan Aparicio, Souto Vilas, Emiliano Aguado y algunos más, brillante constelación de intelectos juveniles. Ramiro era un hombre en la treintena, no muy alto, de aspecto fornido, recio, de cara pálida, nariz prominente, barbilla afirmativa, frente despejada, pelo abundante castaño oscuro y una mirada gris acerada, profunda e inquisitiva, como de hombre sumido en reflexión; atento a la meditación interior. Cooperaba a esa sensación su sordera bastante acentuada, que ponía un punto de interrogante perenne a su rostro cuando escuchaba al interlocutor, midiendo la modulación de los labios de éste. Hablaba con un ligero acento entre galaico y extremeño, propio de la tierra fronteriza de Zamora de la que procedía. Rodaba un poco las erres y añadía un cierto tono nasal a la dicción. Era una mente clara, ordenada y metódica. Exponía, analizaba y enjuiciaba. Parecía hombre acostumbrado a manejar esquemas mentales y a navegar entre coordenadas matemáticas. Tenía una ancha y extendida cultura en la que se adivinaba a ratos el enorme esfuerzo hecho por el autodidacto, que se ganaba un modesto salario en el cuerpo de Correos para subvenir con él sus gastos de las carreras universitarias. Pienso que Hegel y Nietzsche, con Fichte, las páginas del Diario de Santa Helena, Sorel y Heidegger habían sido, acaso, sus lecturas extranjeras favoritas, y que el Quijote, al que dedicó un prodigioso ensayo a los diecinueve años, junto con Unamuno, Ganivet, Costa y Ortega y Gasset eran algunas de las fuentes en que abrevó primordialmente su ansia de lector español. En aquellos meses que yo le vi por vez primera, estaba preparando el manifiesto original de las JONS para ensayar el lanzamiento de una agrupación política que aceptase las directrices que en el semanario se manifestaban. Confiaba en los jóvenes. Creía que a ellos —estudiantes y obreros— había de dirigirse especialmente el esfuerzo de captación. La República era, a su juicio, anacrónica en sus planteamientos ideológicos formales que acabarían siendo devorados por la presión de las masas, socialista y comunista. En ese difícil terreno, pensaba él que sería preciso dar la batalla. Arrebatando al marxismo la bandera de la revolución social para darle un contenido de signo nacional inequívoco frente al internacionalismo de los otros. Pienso que ahí estaba la clave de su originalidad política. Y también en haber elegido los dos movimientos populares existentes en el cuerpo social —el carlismo y el anarquismo— que consideraba más profundamente auténticos y entroncados en la raíz celtibérica de la raza. El carlismo como protesta armada del patriotismo tradicional y de las viejas y autóctonas formas de vida hispanas y el anarquismo como reacción primitiva, y un tanto bárbara, a los abusos capitalistas del sistema liberal y como cauce espontáneo y libertario de la idiosincrasia española frente a la tiranía burocrática de las internacionales obreras. Era un interlocutor rápido y sugestivo. Hablé con él durante muchas horas en almuerzos íntimos que celebrábamos en la cervecería alemana de la calle de Zorrilla. Las ideas de Ramiro eran brillantes y bien acabadas, aunque él mismo dudaba de la viabilidad táctica de su propagación en aquellos momentos de torrencial pasión política. Contaba con escasos medios materiales. Yo mismo le proporcioné algunos, acudiendo a mis amistades bilbaínas, aunque muchas de ellas no lo conocían, ni entendían muy bien qué era aquello del nacional-sindicalismo. Al semanario sucedió una revista doctrinal, pobre de presentación, pero abigarrada de contenidos diversos. Otro local de reunión fue entonces un piso de la calle de los Caños que yo solía visitar en mis breves viajes a la capital y donde conocí a nuevos amigos y seguidores de Ramiro que ya se había fusionado con las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica que fundara casi simultáneamente Onésimo Redondo en Valladolid. Ramiro había utilizado en sus primeros mensajes un símbolo heráldico que representaba la huella de la garra del león encerrada en un sol y que recordaba, en su disposición, el pendón de alguno de los viejos valles navarros pirenaicos. Pero un día apareció el dibujo del yugo y de las flechas sacado de tantos testimonios de nuestra arqueología histórica, traído por Juan Aparicio, que era entonces un joven delgado de morena tez, ojos meridionales penetrantes, que había cursado Derecho en la Universidad y oído algún comentario sobre esa simbología de Fernando de los Ríos, granadino como él. Era grato conversar con Ramiro pero no era fácil negociar con él. Yo no acepté la disciplina de su organización aunque le prometí y conseguí apoyos sustanciales. Mi posición era coincidente en algunas cosas pero discrepante en otras. Además, en mi actividad política en Vizcaya y en los comicios electorales, no podía desprenderme de mi condición, públicamente mantenida, de monárquico y de mis contactos con quienes dirigían desde Madrid aquella tendencia. En virtud de ello, y dentro de una total independencia para mis movimientos, fui una especie de colaborador por libre de la naciente organización enviando incluso algunos pequeños trabajos a la revista política. Cuando en 1933 nació la Falange, con el ímpetu y la expectación que le comunicara la relevante personalidad de José Antonio, yo me permití aconsejar a Ramiro que tratara de buscar un entendimiento con él, para evitar fraccionamiento y dispersiones en un sector que alimentaba muchas esperanzas, pero que contaba todavía con escasas realidades. No fue rápido, ni cómodo, el convencer a Ramiro de esta negociación. Se oponía a ella por razones doctrinales que entendía debía salvaguardar y que, a su juicio, correrían riesgo de anulación en la hipótesis de un acuerdo de fusión entre ambos movimientos. Yo intervine como mediador en varias de estas conversaciones entre Ramiro y José Antonio, hablando después a solas con cada uno de ellos, con ánimo de limar asperezas y superar divergencias personales. Los contactos se iniciaron ya, a fines de agosto de 1933, en San Sebastián. Ramiro —recién salido del penal de Ocaña— me pidió que buscáramos un lugar de encuentro con José Antonio y quienes entonces le acompañaban en su intento de fundar la Falange. La entrevista se celebró en uno de los hoteles de San Sebastián que da a la Concha. Almorzamos juntos, José Antonio, Ledesma, Valdecasas y Ruiz de Alda, prolongándose la sobremesa hasta casi las seis de la tarde. Hubo mutuo recelo desde un principio y mayor reserva y casi mutismo sobre algunos extremos por parte de Ramiro, que tanteaba visiblemente a sus interlocutores. Éstos hablaron de la inminente aparición pública del nuevo movimiento político que ellos habían de acaudillar como triunvirato fundacional. Se hablaba entonces de la probable disolución de las Cortes y de la caída del Gobierno Azaña a cuya nueva etapa se esperaba para gozar de un mayor margen de libertad expresiva. Debo decir que mis recuerdos me inclinan a pensar que la intransigencia estaba más veces del lado de Ramiro que del lado de su interlocutor. Eran en realidad dos tipos humanos muy diversos. José Antonio era un gran señor andaluz, mundano, elegante, ingenioso y de una irresistible seducción personal. Ramiro era un hombre de las orillas del Duero, montaraz, autodidacto, de humilde extracción, introvertido. No voy a relatar aquí los muchos y contradictorios laberintos que tuvo aquella larga negociación que culminó en el acuerdo de febrero del 34. Sólo resumiré lo ocurrido diciendo que José Antonio aceptó prácticamente todo el contenido doctrinal de la tesis del sindicalismo nacional y buena parte de su simbología y liturgia. Al acto de fusión, celebrado en Valladolid en marzo siguiente, acudí desde Bilbao con un grupo de amigos. Ramiro estaba satisfecho de su discurso, extenso, sistemático y muy aplaudido. A la salida hubo incidentes bastante graves con los grupos armados de la juventud socialista. Por qué aquello duró solamente unos meses —hasta enero de 1935—, en que se volvieron a separar Ramiro, con varias personalidades de su grupo, de la Falange joseantoniana, es problema intrincado al que no fueron ajenos, a mi parecer, elementos que trataron, desde la unificación misma, de sembrar el mutuo receló y la sospecha entre dos hombres que en definitiva luchaban por una causa común aunque hubiera importantes matices tácticos que los diferenciaran. La ruptura fue acogida con alborozo indisimulado en el campo adversario y quizá también en algún sector de la derecha conservadora al que en el fondo todo aquello molestaba y parecía perturbar para el logro de otros objetivos puramente reaccionarios y defensivos. Ramiro vino a Bilbao a relatarme lo ocurrido y me pareció inútil tratar de rehacer lo que irremediablemente se había consumado. Me habló de sacar un semanario, La Patria libre, y de sus apoyos sindicales en Barcelona que procedían en gran parte de antiguos militantes de la CNT. También me confió su idea de publicar dos libros de diverso alcance y contenido pero obedientes a un mismo contexto. Un discurso a las juventudes que resumiera sus reflexiones doctrinales y sirviera también de exhortación a la actividad política. Y una pequeña historia crítica de lo sucedido en la trayectoria del movimiento jonsista y en las relaciones y fusión con la Falange hasta el momento de la ruptura. Le expuse los riesgos e inconvenientes que tenía un trabajo de esa naturaleza en que naturalmente muchos detalles habían de permanecer inéditos y que, aun así, sería explotado por el adversario con la intención que se supone. Mas él seguía firme en el propósito, aunque ocultando su nombre bajo el seudónimo «Roberto Lanzas», solución un tanto ingenua teniendo en cuenta lo reducido del cotarro en que aquellas discordias se movían. Al cabo de unos meses, creo que a fines de junio de 1935, me llamó Ramiro desde Madrid para proponerme encontrarnos en Burgos. Quería enseñarme algunos trozos originales del Discurso y varios capítulos del otro libro, titulado provisionalmente¿Fascismo en España? Nos citamos para el sábado siguiente. Entonces no existía eso que hoy se llama el «tráfico» en las carreteras. Subí en solitario desde Bilbao por Orduña y llegué a la puerta del restaurán en que nos habíamos de encontrar a mediodía. Al poco tiempo llegó Ramiro, enfundado en una cazadora de cuero con una boina calada hasta las cejas y gafas de motorista, cabalgando una Royal Enfield de escandaloso petardeo. Había sufrido, meses antes, un accidente que le amputó una falange del dedo índice derecho. Pasamos en seguida al comedor —no éramos ninguno de los dos, gentes de aperitivo— y comenzó la conversación. En una carpeta traía parte de los originales de sus obras pendientes y me las dio a leer, ilustrando su contenido con apostillas y comentarios. No creía que su intento aislado de La Patria libre tendría probabilidades de éxito y comprendió muy bien que las preocupaciones políticas de aquel extraño período cedo-radical en el que las veleidades y caprichos del presidente Alcalá Zamora protagonizaban la marcha de los gobiernos, estaban lejos de sus iniciativas y proyectos. Pero seguía confiando con ciega fe en que sus postulados esenciales, lo que él había aportado como pasto espiritual a un gran sector juvenil, darían inevitablemente sus frutos en una u otra coyuntura cuya predicción le parecía arriesgada. Eran las dos, cuando el almuerzo terminó. Me propuso dar un paseo y como las calles no eran apetecibles, subimos en mi coche hacia las ruinas del viejo castillo, entonces abandonadas a la invasión vegetal y a la desolación. Mirando a la ciudad, con San Esteban al pie, las agujas góticas de la catedral a la derecha y el caserío arracimado en torno, el horizonte se adivinaba con limpios perfiles que llegaban a la crestería de la Sierra de la Demanda y al cerro de San Lorenzo, con nieve todavía. El campo estaba verde, de trigo en agraz y la colina de Miraflores renovaba su arbolado, dando escolta al monasterio. Nos sentamos en el suelo de hierbas altas. Y hablamos sin cesar hasta el anochecer. Han pasado casi cuarenta años de aquella conversación. Y sin embargo yo recuerdo casi literalmente la escena, la voz, los términos, de mucho de lo que Ramiro dijo. Si lo traigo aquí, a esta breve silueta, es porque entiendo que ayuda a completar el perfil humano de aquel buen amigo mío. Ramiro, que nunca había salido de las fronteras, salvo un breve viaje a Lisboa a visitar a Onésimo Redondo, exiliado temporalmente en aquella capital, tenía una aguda conciencia de que lo europeo, es decir, lo que se adivinaba como inevitable en el viejo continente, condicionaría la entera problemática española de los años siguientes. Las apariciones sucesivas del nacionalismo revolucionario y juvenil en Italia y Alemania y el claro signo antimarxista de ambos movimientos le parecían síntomas inequívocos de una gran conmoción europea próxima. «La guerra será irremediable», me repetía. Confiaba poco en la resistencia militar de los anglo-franceses por considerarlos mal equipados, ideológica y psicológicamente, para aguantar la eventual embestida fascista. Curiosamente, subestimaba a Norteamérica, a la que consideraba lejana y desinteresada y sacudida por una grave crisis económica interior, lo que a su juicio la encerraría en el aislacionismo. El enigma soviético le preocupaba sin atreverse a pronunciar un juicio sobre su definitiva alineación en caso de grave conflicto, inclinándose por suponerle una neutralidad expectante. Es sorprendente que un hombre como Ledesma, ajeno a la diplomacia activa y a la política internacional que en aquellos años apenas contaba en nuestras polémicas interiores, salvo esporádicamente durante la conquista de Abisinia por Italia, tuviera tan absorbente interés por los grandes problemas exteriores y tan certera intuición en considerarlos interdependientes del porvenir nacional. A cada momento subrayaba sin embargo su discrepancia con el partido italiano y el nacional-socialismo alemán. Pensaba que Mussolini no había logrado atraerse a las masas trabajadoras y que las corporaciones eran fórmulas de atrincheramiento burgués para evitar la auténtica transformación social que él propugnaba. Más le impresionaba el nacional-socialismo alemán, cuya capacidad revolucionaria juzgaba auténtica como basada en la violencia y en los mitos de la sangre y la raza, encarnados por el Reich germánico. Pero no dejaba de ver la forzosa limitación que una ideología excluyente por naturaleza había de tener para proyectarse fuera de esas mismas fronteras raciales. Tenía un radical escepticismo sobre las soluciones inmediatas interiores. Habló con gran respeto de José Antonio cuyo talento y personalidad admiraba y me insistió una y otra vez en que después de la ruptura la Falange había recogido, sin excepción, el contenido entero de sus ideas jonsistas primitivas a pesar de la oposición de muchos. Pero, a su juicio, la gran oportunidad se había perdido después de la revolución de 1934. Aquello era, según él, la coyuntura más favorable que había tenido el movimiento de intervenir activamente, incluso insurreccionalmente, en la lucha política, atrayendo a las filas de los que hubieran asaltado el Estado, buen número de jóvenes oficiales que a juicio de él, se hubieran comprometido en la intentona. Abandonado el propósito, por otras tácticas distintas, se había desdibujado la presencia de la Falange en la escena política de la República y si otra coyuntura se presentaba —quizá por la amenaza de una nueva revolución de signo marxista— la presión de la derecha atemorizada exigiría un mando militar que lo absorbería todo dentro de su órbita específica. Temía que, entonces, se diluyeran las metas de la ambición originaria y que la burguesía triunfante daría un tinte atrozmente reaccionario a la situación, incluso efectuando concesiones verbales a determinadas liturgias por considerarlas útiles para atraer a la juventud. Veía en su obra el fallo de su trayectoria formal, dispersa, con la ruptura sobrevenida, y la consideraba desorientada, por falta de horizontes concretos en los que trabajar políticamente. Pero tenía, en cambio, viva conciencia de haber sembrado con fruto una ideología con aportaciones novedosas y semántica bien acuñada. No le importaba haber sido precursor aunque el curso de los acontecimientos le hubiera arrebatado el timón de la organización. Seguía escribiendo y leyendo sin cesar: Filosofía alemana. Política francesa. Era un perpetuo y aplicado inquiridor y le satisfacía que el interlocutor lo acompañase en el itinerario de sus divagaciones intelectuales. Me habló finalmente de su familia, de la que apenas yo sabía nada. De sus hermanos, de su pueblo natal, de un tío médico al que guardaba agradecimiento por haberle ayudado en sus primeros pasos. Años después, conocí una carta de Ramiro a ese pariente en que revela una entrañable disposición hacia el afecto de los suyos, «el grande y bello regazo familiar». En esa misiva dice también que sus ansias eran saber lo más posible y simultáneamente comprender. «No podré nunca arrepentirme de haber empleado mi tiempo en saber y comprender. De aquí ha de partir mi obra futura, guiada por esos dos verbos, como dos faros en la noche de tormenta.» Bajamos del castillo hacia la ciudad, cuando ya los fulgores del sol de junio se escondían tras la línea horizontal de la meseta que cortaban los erguidos chopos del Arlanzón. Recogió Ramiro su moto y se enfundó en la zamarra de cuero. Nos abrazamos fuertemente y salió por el puente, camino de Madrid. No nos volvimos a ver después de este largo y apasionado diálogo que fue también, sin saberlo, nuestra despedida. Capítulo extraído del libro Así los he visto, Ed. Planeta, Barcelona, 1975, pp. 71-80

jueves, 11 de junio de 2015

La España en Marcha y DN seguirán trabajando por la Unidad

Las organizaciones que componen La España en Marcha y Democracia Nacional se han reunido y han valorado positivamente el camino de unidad iniciado hace ya más de 3 años y que supone un hito en la historia de la relación entre fuerzas patrióticas. El compromiso por la Unidad, mantenido y acrecentado, nos ha convertido en el eje dinamizador del mundo patriótico español y ha hecho posible una presencia combativa en las calles. Ese esfuerzo va a continuar en momentos críticos para el devenir nacional. Invitamos, no sólo genéricamente mediante comunicados, sino personalmente e individualmente, a otras fuerzas políticas para sumar fuerzas y multiplicar resultados. Del resultado de esos contactos daremos cuenta públicamente. Además de intentar reforzar la acción de unidad operativa entre las fuerzas ya comprometidas y las que quieren comprometerse en adelante, nuestras organizaciones van a invitar a una Mesa de Encuentro, sin ningún compromiso previo, a cuantas organizaciones sea posible del área patriota, con los siguientes objetivos: 1.- Conocerse personalmente los líderes y representantes. 2.- Dar a conocer cada uno a los demás su valoración del momento político actual. 3.- Estudiar posibles cauces y formas de colaboración, puntuales o permanentes. Posibles acuerdos implícitos o explícitos. 4.- Establecer lineas de comunicación mutua. Prever y evitar conflictos. Por otra parte, se recuerda a todos los patriotas su obligación moral ineludible de colaborar cada uno en la medida de sus fuerzas por la salvación de España y de nuestra civilización, así como al compromiso militante y sacrificado de cuantos se llaman españoles, que puede ejercitarse de formas bien distintas a través de las distintas organizaciones, pero no desde el individualismo insolidario, anárquico, egoísta e indisciplinado. Al que pide Unidad hay que responderle: Únete tú primero y así harás Unidad.

II Congreso Nacional del Sindicato T.N.S

La Falange en el juicio de conciliación contra el presidente del Real Madrid y su Junta Directiva

El pasado día 9, miembros de La Falange, junto al SN de Asuntos Jurídicos, Felix Salmerón y a Manuel Andrino, Jefe Nacional de La Falange, asistieron al juicio de conciliación contra Florentino Pérez y la Junta Directiva del Real Madrid tras la querella interpuesta por los primeros contra la prohibición de introducir en el Santiago Bernabéu los símbolos falangistas, como la bandera histórica falangista roja y negra con el yugo y flechas, y la del partido La Falange, con la consiguiente discriminación ideológica y calumnia hacia nuestra organización, tratándola como si fuera una tribu urbana, terrorista o ilegal, siendo como es un partido legalmente constituído en el registro de partidos políticos. Como esperábamos, no se presentaron a la citación judicial, pero seguiremos con el procedimiento de la querella presentada. No es la primera vez que ganamos un procedimiento judicial a supuestas entidades de renombre, como la Delegación del Gobierno de Madrid o el Ayuntamiento, cosa que advertimos desde aquí a la Junta Directiva del Real Madrid, que suponemos se muestra como su Presidente, altanero y por encima del bien y del mal como suele hacer, no representando los valores que suelen acompañar un club como el Real Madrid, donde triunfo y humildad han sido siempre seña de su identidad.

lunes, 8 de junio de 2015

Carta a un "abertzale"

Estimado abertzale, Quería hacerte llegar mi más sincera sorpresa, llevo viéndolo años, pero hasta el día de hoy no había tenido el detalle de escribir esta breve epístola. La intención de mi carta no es otra que la de hacerte llegar una reflexión cimentada en una base histórica. Tras ver durante años cómo usáis el sello del Rey Sancho VII como emblema de la patria vasca, colgándola al lado de una bandera artificial como es la ikurriña, me pregunto si el Rey Sancho VII vería coherente el uso de su emblema para la reivindicación de una corriente separatista, teniendo en cuenta que éste era conocido como “rex Hispaniarum” es decir, “Rey de España”. El Rey Sancho VII fue uno de los precursores de la unidad del Reino vasco-navarro con el resto de reinos, es decir de la unidad nacional, por lo cual me veo en la obligación de decirte, colega abertzale, que luciendo el arrano beltza solo estáis haciendo apología de uno de los primeros símbolos de hispanidad y unidad de la nación española. Cada vez son más los patriotas vascos los que reivindican el uso del arrano beltza como bandera de Euskal Herria, que no de Euskadi puesto que es un término inventado por vuestro amado Sabino Arana que no tiene ni pies ni cabeza. Euskal Herria o Vasconia es el territorio español más antiguo portador del espíritu de la extinta Europa indoeuropea, siendo una realidad cultural, territorial, social y lingüística que forma parte de un destino compartido, llamado España. Tan desencaminado va aquel que desprecia lo vasco por el hecho de ser vasco, ya que no hace más que despreciar también a España y a Europa, como aquel que desprecia lo español por el hecho de ser español, ya que es un sentimiento irracional odiar la madre patria, y más triste es aún el derramar la sangre de tus hermanos por toda la patria vasca por un idilio utópico. No puedo acabar esta carta de otro modo que citando a un vascuence como Miguel de Unamuno: "Somos los vascos, por vascos, dos veces españoles y en español está lo que hemos hecho de duradero". Atentamente, un compatriota.(Extaido de Bandera Negra) http://banderanegrafanzine.blogspot.com.es/2015_04_01_archive.html

Fascismo frente al marxismo.

La necesidad ha creado la realidad del fascismo, frente a la disolvente, energuménica y suicida ideología marxista. El marxismo predica la inhumana lucha de clases, base de odios e injusticias, de criminales reacciones y de aniquiladores exclusivismos. El fascismo levanta la doctrina de la concordia y la ayuda mutua entre todas las clases sociales, la armonía de todos los órganos de la producción para conseguir una mayor equidad distributiva. El marxismo aspira y tiene por fin inmediato la dictadura del proletariado; la tiranía, pues, de una clase sobre todas las demás de un pueblo, prolongando la oprobiosa tesis de vencedores y vencidos. El fascismo propugna la formación de un Estado corporativista en el que sin intermediarios políticos, avisados y embusteros, ni parásitos de ninguna especie, todas las clases de una Nación, por medio de Sindicatos y agremiaciones, tengan participación en la gobernación del Estado. El marxismo esclaviza a los más, en provecho exclusivo de un partido. El fascismo, por el contrario, beneficia por igual a todas las clases sociales. El marxismo es materialista y ateo. El fascismo es fe y es espíritu. El marxismo al destruir los fundamentos de la institución familiar, célula formativa del principio nacional, intenta aniquilar el concepto de la Patria. El fascismo protege el desenvolvimiento familiar, cooperando al engrandecimiento de la Patria. El marxismo es odio, es sangre, es destrucción, es retroceso. El fascismo es compenetración, es progreso, es bienestar. El marxismo es la negación de la tradición y de la historia de los pueblos, como si la experiencia reiterada de las generaciones fuera un inútil bagaje. El fascismo, al recoger todas las enseñanzas del pasado, adaptándolas a las urgencias actuales, sirve de puente salvador de la civilización y la cultura. El concepto materialista del marxismo anula todo lo que de más noble tiene el espíritu humano, precipitando al hombre en la irresolución de sus problemas espirituales. El fascismo, por el contrario, al armonizar el problema social con un concepto poético de la historia y la vida, crea la más alta y generosa temperatura mental. El marxismo es desorden, es anarquía, es disgregación, en provecho de unos pocos. El fascismo es orden, es unidad y es autoridad en beneficio de todas las clases sociales. El marxismo persigue a la Religión. El fascismo hace suya la norma evangélica: Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Ernesto Jimenez Caballero.