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viernes, 14 de febrero de 2014
Endiablada de Almonacid del Marquesado en el NO-DO español
En Almonacid del Marquesado, una pequeña localidad conquense se mantienen milenariamente un origen de ritos y tradiciones indoeuropeas que se entremezcla el paganismo y cristianismo que puede ser depositaria de antiguas costumbres celtas o romanas en la fiestas o celebración de La Endiablada. La influencia celta la que, según algunos autores e historiadores, se deja sentir en la endiablada. La coincidencia absoluta en las fechas con la festividad celta llamada Ymbolc, que se celebraba el primero de febrero, los cencerros como símbolo de una cultura pastoril, la importancia que los celtas daban a las cabezas humanas, que hoy parece pervivir en las porras de los diablos; son todos elementos que nos hacen pensar que la festividad puede tener un origen celtibérico. En Almonacid se conserva también la tradición del árbol de mayo que, según los etnólogos, tiene origen celta, lo cual apoya esta hipótesis. Si avanzamos en el tiempo, nos encontramos que Almonacid estuvo muy cerca de la importante ciudad romano-visigoda de Segóbriga, que en sus inicio fue un castro celta, que llegó a tener categoría de municipium desde los tiempos de Augusto y fue abandonada tras la invasión musulmana, no en cambio la zona mantuvo su población en la Cora de Santaver, Santavería o Santabariya una arabización de “Celtiberia”, al menos las de algunas comunidades mozárabes pues sabemos que sus élites emigraron al Reino de Asturias en el siglo IX . Por Almonacid pasaba una calzada romana y en sus inmediaciones se encontró una necrópolis de la que se extrajeron hasta veintidós urnas cinerarias. Que Almonacid estuviese poblado en época romana da lugar a especulaciones que vinculan la endiablada con elementos de las lupercales, festividad romana que se cristianizó pasando a ser la Virgen Candelaria, que se celebra el 2 de Febrero. Los cencerros se interpretarían aquí como un símbolo de Fauno Luperco, dios de los pastores. Las pieles, que en épocas remotas vestían los diablos, pueden ser igualmente reminiscencias de aquella festividad, en la que algunos ciudadanos romanos sacrificaban animales y golpeaban con su piel a las mujeres como símbolo de fertilidad. El cómo se originó la fiesta de la endiablada, el concretar la forma en la que antiguas tradiciones celtas se mezclaron con el mundo romano, primero, y cristiano después, es algo que posiblemente nunca conozcamos. Incluso es necesario decir que todo lo dicho más arriba son especulaciones, hipótesis razonables, pero no seguras. De hecho una autoridad en la materia, como Caro Baroja, nos dice en su artículo sobre la endiablada que la fiesta tiene un sabor medieval, posiblemente nacida dentro de las hermandades de pastores, entre las cuales San Blas fue santo muy popular. Tienen algún paralelismo o similitudes con algunas celebraciones en Vascongadas de comunidades también pastoriles y con esos ritos vascos de soberanía (árbol de Guernica) de origen celta y germana con los árboles que releva el origen común de los pueblos de España.
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