NO PARAR HASTA CONQUISTAR. CUENCA NUNCA SERÁ LO QUE MERECE MIENTRAS LOS CACIQUES DIRIJAN NUESTRA PROVINCIA



domingo, 26 de febrero de 2012

SINDICATOS LUNEROS por Antonio Burgos (ABC)

Los que escribimos en los periódicos tenemos, sobre el común de los lectores, una posibilidad de sentimiento única a la hora de ver la prensa: la envidia. Divido los artículos que leo cada día en ABC y en la competencia en tres grandes grupos: los que me dan envidia, porque no se me han ocurrido a mí; los que no me dan en absoluto envidia sino, al revés, estoy satisfechísimo de no haberlos escrito; y los de Lepe, que ni frío ni calor. El artículo que mi apreciado Carlos Colón (hijo de Antonio Colón, el que fue durante muchos años mi querido redactor-jefe de noche en esta Casa de ABC, de quien tanto oficio, liberalismo y sevillanía aprendí y a quien expreso mi pesar por la muerte de Carmen, su mujer) publicó ayer en "Diario de Sevilla" es de los que los lees y te dices:
-- ¿Pero cómo no se te ha ocurrido a ti escribir esto, so pedazo de gilipollas?
Verán, verán en el arranque de ese artículos la razón de mi flagelación con las disciplinas de la envidia: "¿Dónde estaban los manifestantes del pasado domingo mientras el Gobierno de Zapatero primero negaba la crisis, después la minimizaba y finalmente la afrontaba tarde y mal? ¿Dónde estaban los manifestantes del pasado domingo cuando desde del Gobierno de Zapatero se acusaba de antipatriotas a quienes avisaban de la gravedad de la crisis? ¿Dónde estaban los manifestantes del pasado domingo mientras el Gobierno de Zapatero decía lo de la recuperación, los brotes verdes y que el paro había tocado techo? ¿Dónde estaban los manifestantes del pasado domingo cuando se pasaba de cuatro a cinco millones de parados? ¿Dónde estaban los manifestantes del pasado domingo cuando en la Moncloa se recibían las llamadas de Obama y de Merkel que obligaron a Zapatero a tomar sus tardías e improductivas medidas? ¿Por qué le dieron cuatro años a Zapatero y sólo le han dado dos meses a Rajoy?".
Pues estaban, compay Carlos Colón, donde mismo están: en el pesebre. O en las fases de la luna, que es otra teoría que tengo, y perdona esta clase de Astronomía Recreativa. Tenemos unos sindicatos como los jazmines de mi balcón: luneros. Como la luna o como la floración de los jazmines, los muy trincones, mangones y estabulados sindicatos españoles tienen fases. Los sindicatos pueden estar en fase de llenos de indignación, en fase de indignación creciente, en fase de indignación menguante o en fase de indignación nueva, o sea, encantados de la vida, invisibles, como con ZP. Ahora están en fase creciente, según anuncia el propio Gobierno, que prevé un final de año "muy caliente" en la calle. O sea, que vendrá una luna llena sindical, porque presagian que la que le van a liar a Rajoy, como está mandado, va a ser tan grande como la luna oronda, sagrada y mágica del Parasceve, la que tantos ripios inspiró a los poetastros de Semana Santa.
Las fases lunares sindicales dependen de una fuerza telúrica: la atracción ideológica del partido en el poder o su rechazo. Cuando en España gobiernan los que se llaman a sí mismos de izquierda (pero que viven como marqueses), cesa totalmente esa fuerza que pone en movimiento creciente a los sindicatos y se quedan totalmente, ¿cómo les diría yo?, fláccidos y pendulones, ocupadísimos en trincar la tela que les dan. Ahí está la respuesta a las preguntas colombinas que han levantado mi envidia cochina. Los sindicatos con ZP, estaban en todo lo suyo: en el come y calla. Y los estudiantes, pues ídem de lienzo. Y los peliculeros que defienden a los jueces condenados en los premios Goya, pues comiéndole la que rima a ZP. Los que sí siguen donde mismo estaban son los manipuladores de guardia en los telediarios de TVE, que no se quieren enterar, ye, ye, que el PP gobierna aquí y por mayoría absoluta, porque los españoles lo han querido democráticamente.

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