Desde Atapuerca a la Constitución española, desde el descubrimiento de América a la Transición, muchos manuales eliminan o transforman sus contenidos para congraciarse con los gobiernos autonómicos.
De la prehistoria a la Transición, de la extensión de las lenguas a los sentimientos deportivos, nada se resiste a la adaptación localista de los contenidos de los libros escolares con los que siete millones de niños y jóvenes estudian en España. La diferencia se ensalza, lo que une y acerca se reduce o desaparece. Es el escándalo silencioso que, curso tras curso, va minando la unidad educativa de España. Las principales editoriales se prestan a esta manipulación.
Un joven de 16 años de Bilbao puede concluir sus estudios sin que en sus libros hayan mencionado la Constitución española, la figura del Rey, los símbolos del país al que pertenece o las protestas contra el terrorismo de ETA. También es frecuente que se le oculte la existencia de los yacimientos cercanos de Atapuerca y Altamira, el Camino de Santiago y la participación de los vascos en el descubrimiento de América.
A menos de 100 kilómetros, un chico de Santander puede que nunca se entere de la primera vuelta al mundo de Juan Sebastián Elcano, o de que la industrialización de España se produjo a través del puerto de Bilbao.
En Barcelona, un joven puede rebuscar en su libro el Siglo de Oro y no hallarlo. O interesarse por los Juegos Olímpicos del 92, el mayor acontecimiento internacional y deportivo celebrado en su ciudad, y solo encontrar que ‘fueron el punto álgido en la reconstrucción nacional [de Cataluña]‘. De la lluvia de medallas y del oro que España logró en fútbol en el Camp Nou, ni una palabra. Pero sí un extenso ejercicio para la asignatura de Lengua catalana con la simulación, por parte del alumno, de la retransmisión radiofónica de la final de la Copa del Mundo entre Brasil y Cataluña.
En otro extremo de España, una chica de Huelva estudiará la Guerra Civil como si se tratara de una invasión de Andalucía por parte de fuerzas de ocupación y, simultáneamente, un niño de La Coruña leerá en su manual de Lengua que en Cáceres el gallego no goza de protección.
El resultado es una abismal fragmentación educativa, un puzzle de libros de texto que no encajan entre sí: conocimientos diferenciados, sentimientos de agravios entre Comunidades Autónomas, odio hacia lo español, imposibilidad para compartir un mismo sistema escolar y universitario y dificultad para converger dentro de un mismo mercado laboral.
Un trabajo de investigación ha analizado los diferentes manuales de las 17 CCAA. El resultado pone al descubierto graves deficiencias. La Constitución, la estructura del Estado, el sistema democrático, la Transición, el terrorismo de ETA… desaparecen o se modifican en libros escolares de las más importantes editoriales.
Aunque el Ministerio de Educación regula las materias a incluir en los 50 millones de libros anuales de Primaria, Secundaria y Bachillerato, no establece la extensión que ha de dárseles. Así, sucede que a Lady Di se le dedique en un manual de Cataluña cuatro fotografías, mientras que la Constitución se despache en dos breves menciones. O que un mismo libro de Historia reemplace para el País Vasco el navío colombino La Vizcaína, con bandera de Castilla, por la de un acto promocional de Chocolates Valor en San Sebastián.
Aunque las competencias de la enseñanza están transferidas a las Comunidades Autónomas, el Ministerio, por medio de la Dirección General de Cooperación Territorial y Alta Inspección, tiene como misióncomprobar que los contenidos se ajustan a los reales decretos sobre materias mínimas.
La Constitución
El conocimiento de la Carta Magna es obligatorio en 4º de ESO. Así lo establece el Real Decreto 1631/2006, publicado el 5 de enero de 2007. La Transición política y configuración del Estado democrático en España aparece como uno de los capítulos del temario escolar. El apartado sexto de los criterios de evaluación de ese Real Decreto incluye la Constitución de 1978. Pero el contenido de algunos libros de texto difiere de lo establecido por el Ministerio.
La editorial Santillana incluye la Constitución en su libro de Historia de 4º de ESO, para alumnos de 16 años. Dos páginas con ilustraciones del Preámbulo, los siete ponentes de la Carta Magna e, incluso, una viñeta del dibujante Forges. De un tronco común con los colores de la bandera de España nacen frutos con las banderas autonómicas.
Las dos páginas dedicadas a la Constitución desaparecen de la edición destinada a los estudiantes del País Vasco, incluida la proclamación de la soberanía de la Nación española y el dibujo del propio Forges, colaborador habitual del grupo Prisa, a cuyo conglomerado pertenece Santillana.
En Cataluña, una de las editoriales con mayor presencia en los pupitres escolares es La Galera, perteneciente al grupo Enciclopèdia Catalana. Su libro de Historia de 4º de ESO dedica una página completa al estudio de los grafiti, con ejercicios extraescolares incluidos. También se explaya en el género de la entrevista con cuatro fotografías de una llorosa Lady Di ante las cámaras de televisión. Pero a la Constitución española sólo se le dedican dos escasas referencias. Entre las 28 actividades que se le proponen a los alumnos en ese capítulo se incluye descifrar las siglas SEAT, buscar información sobre las marcas catalanas Derbi, Bultaco y Montesa y sobre el movimiento de la Nova Cançó. De la Constitución, ni palabra.
El Rey
El libro de 4º de ESO de Historia de Santillana ilustra el capítulo España: del franquismo a la democracia con una fotografía del Rey Juan Carlos I, acompañado por la Reina y el Príncipe, firmando la Constitución en el estrado del Congreso de los Diputados. El pie de foto hace referencia al consenso y al espíritu democrático de todas las fuerzas políticas que la hicieron posible.
Sin embargo, esta no es la imagen que ilustra el mismo libro en el País Vasco. El título del capítulo es idéntico, pero la fotografía del Rey ha sido sustituida por la de una eufórica Aitana Sánchez-Gijón en el Festival de Cine de San Sebastián. El pie es todavía más sorprendente: ‘La primera edición contó con la presencia, entre otros, de Luis Mariano, Carmen Sevilla y Marujita Díaz’. También se extiende sobre la celebración de ‘concursos de tiro y festejos taurinos’. El texto se esfuerza en justificar que el Festival ‘refleja, en cierta medida, numerosos episodios de nuestra historia más cercana’.
La sustitución de la figura del Rey y la del Congreso de los Diputados no es excepcional en ese libro de Santillana. Se repite en su manual de Ética de 4º de ESO. El capítulo ‘¿Quién tiene autoridad?’ se ilustra con la intervención del Rey ante las Cortes tras sancionar la Constitución. Un ejercicio pide a los alumnos buscar ‘valores de la Constitución’.
En la edición del País Vasco, el Rey es sustituido por el edificio del Palacio de Justicia de Bilbao y la actividad escolar consiste en buscar valores dentro del ‘Estatuto de Gernika o, en su defecto, de alguna otra norma legal vigente’.
El libro de Historia de la editorial catalana La Galera para 4º de ESO da más relevancia a la imagen del subcomandante Marcos que a la del Rey Juan Carlos I. Anexo al capítulo de la Guerra de Sucesión, se indica a los alumnos que pregunten a sus padres en qué lengua les enseñaban en la escuela y cuál hablaban en casa. También se les pide que declaren cuál es ‘la primera lengua del alumno, la de sus padres y la de sus abuelos’. A renglón seguido, se les marca que comenten el fragmento del discurso del Rey en la entrega del Premio Cervantes a Francisco Umbral: ‘Nunca fue la nuestra una lengua de imposición, sino de encuentro; a nadie se le obligó nunca a hablar en castellano’.
La democracia
El Congreso de los Diputados no se escapa a la tijera del editor. Mientras que en el libro de Ética de Santillana aparece la imagen de una sesión extraordinaria en la que los escolares tratan sobre la explotación infantil, en la versión para el País Vasco desaparece. Sin embargo, la imagen de la apertura del Congreso Nacional Chino se mantiene en ambos libros. Paradójicamente, China es uno de los países del mundo con mayor explotación infantil.
Los libros explican abrumadoramente el sistema parlamentario autonómico. La democracia surge a partir del Estatuto de Autonomía y raramente de la Constitución. La Historia de Bachillerato de Vicens Vives para Extremadura abunda tanto en el desarrollo de la política autonómica que califica incluso de ‘gran novedad en el panorama de partidos’ en los años 80 la creación, por parte de Pedro Cañada, de la formación regionalista Extremadura Unida.
Cañada es conocido por haber regalado un cerdo a cada mujer que daba a luz en su municipio. En los comicios locales de 2003 obtuvo 201 votos y perdió la alcaldía. En las últimas elecciones autonómicas concurrió en coalición con el PP. Logró un diputado en la Asamblea Regional y un concejal en el Ayuntamiento de Cáceres. Los jóvenes extremeños siguen estudiando el fenómeno político de Pedro Cañada en sus libros escolares.
Todos legislan, nadie supervisa
La Ley Orgánica de Educación (LOE) ha sido promulgada bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y sustituyó a la LOCE del Gobierno de Aznar. No se modificó el punto sobre los porcentajes de materias básicas comunes en las distintas CCAA: ‘Los contenidos básicos de las enseñanzas mínimas requerirán el 55% de los horarios escolares para las Comunidades [...] que tengan lengua cooficial y el 65% para aquéllas que no lo tengan’.
Aparentemente garantiza enseñanzas comunes, pero la especificación de que se refiere a porcentajes horarios, y no de contenidos en los libros, deja a las editoriales vía libre para determinar la extensión de los mismos.
El desarrollo de la LOE se produce por medio de reales decretos en los que se describen las materias comunes. Las CCAA emiten a su vez decretos propios que determinan las materias en su territorio. El Ministerio, por medio de la Dirección General de Cooperación Territorial y Alta Inspección, debe inspeccionar los contenidos. Para ello dispone de delegaciones en las CCAA.
Un negocio de 736 millones de euros al año
En España se venden cada año cerca de 50 millones de libros de texto (48,43 millones en 2006) para las enseñanzas de los seis cursos de Primaria, los cuatro de Secundaria y los dos de Bachillerato. La facturación por esa venta asciende a 736 millones de euros cada año. Los niños y jóvenes escolarizados en esos doce cursos totalizan 7,2 millones de alumnos. A cada uno le corresponde la compra media de siete libros cada curso. Las educaciones Primaria y Secundaria concentran el mayor número de libros vendidos y también de facturación (65%).
El precio medio de un libro de Educación Primaria asciende a 15 euros, mientras que los de Secundaria y Bachillerato se encuentran en los 21 euros. Teniendo en cuenta que se trata de un mercado cautivo -el comprador está obligado en septiembre de cada año a pasar por caja, sin posibilidad de elección de compra-, las editoriales tiene unos ingresos garantizados con muy bajo porcentaje de devolución.
Aunque teóricamente un libro de texto debe garantizar una validez de cuatro años, la inclusión en los mismos de información perecedera, especialmente en el área de Ciencias Sociales (elecciones autonómicas, formación de gobiernos y otros), lo convierten en un bien cultural con fecha de caducidad. Con las versiones diferentes que cada editorial imprime para las 17 CCAA, las posibilidades de que un mismo libro sirva tras un desplazamiento geográfico son nulas.
Santillana, SM, Anaya, Vicens Vives, Edebé, Teide, Oxford Educación y McGraw-Hill se reparten el negocio editorial. Santillana y Edebé presentan sus libros en algunas Comunidades Autónomas con un sello local, lo que les permite una presencia más cercana a las autoridades autonómicas. Santillana Promotor (Cataluña), Santillana Obradoiro (Galicia), Santillana Zubia (País Vasco) y Santillana Voramar (Comunidad Valenciana), son marcas que exteriormente no diferencian su presentación, pero que interiormente adaptan el contenido a las políticas locales.
Lo mismo sucede con la editorial Edebé, que en Galicia pasa a llamarse Rodeira, aunque a primera vista el volumen es idéntico. Otras editoriales con importante presencia en sus respectivas CCAA son La Galera, Barcanova y Castellnou, en Cataluña; Xerais, en Galicia; Ibaizabal y Elkar, en el País Vasco; y Algaida (Grupo Anaya), en Andalucía.
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