Aunque Hollywood no nos lo cuente en alguna película de Spielberg, más de 20 millones de personas fueron asesinadas en la Unión Soviética desde la llegada al poder de los comunistas en 1917 hasta la muerte de Stalin en 1953. No hubo hornos crematorios porque los cadáveres se enterraban en fosas comunes. No hubo cámaras de gas porque los presos morían de enfermedades, hambre y fusilados. Y la ONU nunca se refiere a estas muertes como genocidio u Holocausto. Es más, hay hasta quienes cuestionan los 10 millones de muertos en Ucrania, cuando ese genocidio está absolutamente documentado. También cuestionan el genocidio armenio, en el que murieron 1.800.000 personas de esta etnia a manos del Imperio Turco. Y a estos negacionistas no les pasa nada porque en los códigos penales occidentales, solo se penaliza el negar o cuestionar mínimamente un solo genocidio. El ocurrido en el III Reich.
Nosotros no vamos a entrar más a fondo en este tema porque tampoco le Ley nos lo permite. Pero que no nos vengan hablando luego de libertad de expresión, libertad de opinión y de Inquisiciones pasadas. Ellos, los demócratas, son ahora los nuevos inquisidores. Los que imponen verdades absolutas bajo la amenaza de la represión. Lo que una vez más nos demuestra que la llamada Democracia Liberal es la forma más brutal de dictadura que jamás sufrió Europa. Y a diferencia de ellos, nosotros sí condenamos cualquier acto de genocidio en la Historia, empezando por el que actualmente se está perpetrando en Europa contra su población autóctona.
Lobo Castellano
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