LA CONTRAIZQUIERDA SOCIAL es el tema central de este número de El Patriota. Sin duda hablamos de un asunto de plena actualidad. La gravedad de la crisis económica con unos niveles de paro de larga duración insostenibles y con unas perspectivas en el corto y en el largo plazo poco o nada positivas, sitúan el nacimiento en España de un grave problema social que había sido finiquitado a lo largo del Régimen de Franco durante el que se levantó lo que hoy llaman Estado del Bienestar. El Régimen del Caudillo se inició con una España en la que había hambre y se concluyó con una España en la que un problema era la masificación en la Universidad. Hoy volvemos a estar camino del hambre.
Ante este panorama, desde EL PATRIOTA, planteamos la necesidad de la construcción de una CONTRAIZQUIERDA SOCIAL por parte del patriotismo político español. Sugeriremos aquí las líneas básicas de una posición socioeconómica defendida desde el nacionalismo español netamente social. Una posición que permita levantar un sistema de producción eficiente que distribuya una riqueza, que es capaz de generar, de forma mucho más justa que el actual y de forma mucho más justa, lo que no es difícil, que el que descansa tras las propuestas izquierdistas mucho más cercanas a la represalia que a la justicia social y muy lejanas de eficiencia económica alguna.
Junto a ello, desde El Patriota, queremos remarcar nuestro radical contraizquierdismo, nuestro radical antimarxismo, nuestro radical anticomunismo, nuestro radical antianarquismo. Sin dudas. Sin titubeos. Sin medias tintas. Por razones ideológicas de enorme peso que nos distancian radicalmente de la izquierda en lo moral, en lo político y en lo económico. Por razones históricas, también de profunda intensidad, tan evidentes, y cifradas en decenas de miles de nacionalistas españoles y millones de nacionalistas de naciones de toda Europa caídos combatiendo el socialcomunismo, que no requieren mayor explicación.
Estos posicionamientos contraizquierdistas cobran una enorme actualidad en el presente político español con una izquierda venida arriba, radicalizada y que, entra muy dentro de lo probable, puede gobernar España, tras el más que previsible desastre del Partido Popular, al lado del separatismo vasco, catalán y gallego. Algunos guiños, hasta apoyos o aplausos, de sectores del patriotismo español a acciones y campañas de la izquierda nos resultan asombrosos. La posible razón de la izquierda en parte de sus quejas, no le da la razón ni en sus soluciones, dantescas para pueblos y naciones, ni en sus medios. Unos medios que ya van abandonando todo límite legal para entrar en un terreno que en la izquierda suele terminar con violencia injusta y en muchas ocasiones, basta con ver la historia reciente de siglas como FRAP, Grapo o ETA, con muertos inocentes sobre la mesa.
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