antes de que se escape un solo fascista vivo”.
Dolores Ibarruri, “La Pasionaria”.
“Los comunistas “no van a pedir perdón” porque
no han hecho nada de lo que se tengan que “avergonzar”.
José Luis Centella, secretario general del PCE.
“Ahora es el momento de estar todxs unidos contra
el fascismo, sin mirar ideologías pues la
única ideología es luchar contra el fascismo”.
En Lucha, International Socialist Tendency
“Después continuamos con una intervención provechosa
donde se dio a conocer a través de la web
las nuevas “azañas” [sic] del MSR, partido
político de alto peligro y contenido fascista”.
Nuria Leyva Cañas del Colectivo la Brecha de Badajoz.
Hace ya algunos años que desde organizaciones de izquierda y extrema izquierda se incita, se instiga, a la violencia. No es nuevo, pero si es un hecho que cada vez se repite con más frecuencia y virulencia, perturbando tanto el derecho a la libertad de expresión, el de libertad de pensamiento y difusión de ideas; como el libre desarrollo de cualquier actividad política, social o ecológica de todas aquellas personas u organizaciones que consideran como “fascistas”.
En efecto, no hay acto político tercerviista donde no se realice una contramanifestación o provocación por parte de esa izquierda, donde no se amenace a los participantes o a los propietarios de quienes hayan cedido instalaciones para los actos. En Murcia, por ejemplo, varios centenares de izquierdistas se manifestaron ilegalmente contra un acto legal del Movimiento Social Republicano provocando graves incidentes; los mismo sucede siempre en Zaragoza –donde en una ocasión hicieron explotar un artefacto casero-; en Madrid, etcétera; lo mismo pasó recientemente en Santander en un acto convocado por la ACIJGI y la AC Alfonso I.
Queda claro que hay una inducción a la provocación, a la violencia, desde organizaciones “antifascistas” donde izquierdistas de pro incrustados en varias “izquierdas unidas” envían a sus cachorros a hacer de mamporreros, un “trabajo ilegal” donde se busca el enfrentamiento, o directamente la caza de “fascistas despistados” que acuden al algún acto o se retiran de él, y no se les busca precisamente para dialogar. Ellos afirman que son pacíficos, pero todos sabemos que eso no es verdad, no es la primera vez, ni será la última, que alguno de esos “fascistas” ha acabado en la UVI de un hospital –algo que difícilmente cuentan los medios de comunicación- o ha sido agredido y amenazado sin mediar palabra por parte de algún encapuchado acompañado de su manada “liberadora”.
El caso de Josué Estébanez, es un claro ejemplo. Una turba de antifascistas se organizan y marchan hacia una manifestación legal convocada por Democracia Nacional con el único objetivo que esa manifestación no se celebre; en el metro distinguen a un joven que entienden que por su forma de vestir es un “fascista” y enseguida deducen que va a la manifestación de DN, lo rodean, lo increpan lo empujan… cualquiera que vea las imágenes hasta ese momento pensará que “ese (Josué) no sale vivo de ahí”, lo que viene después ya lo sabemos, “ o ellos o yo”, Josué se defiende e hiere mortalmente a uno de los que le increpan y le empujan; después el caos, la muerte, y la cárcel para alguien que iba tranquilamente en el metro sin meterse con nadie… unos pocos minutos y cambiaron varias vidas para siempre. Para mi hay un solo culpable: el que instigó a esos jóvenes a actuar “en contra de”, sencillamente porque no les gustaba que alguien, libremente, democráticamente, defendiera unas ideas distintas.
¿Alguien ha visto que esos a los que la extrema izquierda llama fascistas vayan a increpar, a intentar impedir actos organizados por esa izquierda? ¿Alguien ha visto a esos “fascistas” amenazar a gente porque cede algún local a la izquierda? Evidentemente nadie lo ha visto, porque no lo hace, ningún “fascista” vive del “antimarxismo”, ni recibe subvenciones, ni se inventa guiones de serie B para crear un enemigo del cual obsesionarse.
Clément Méric es otra victima de ese “antifascismo de opereta”, de ese “antifascismo” instigado por profesionales del “frentepopulismo antifascista inspirado por Dimitrov”, un antifascismo violento que convive con un antifascismo moderado en las formas pero que alimenta, indirectamente, a ese antifascismo violento que asalta librerías, lanza piedras y botellas a “fascistas”, entre los que se encuentran niños y personas mayores o directamente organiza cacerías contra ellos. Un antifascismo que en sus páginas web o de facebook, permite que se expresen infinidad de “antifascistas” con comentarios tales como: “Defensa propia será cuando arranquemos la cabeza a estos desgraciados fascistas”; “hay que eliminar a todos los fascistas”; “hay que exterminarlos a todos”, etcétera. Cientos de comentarios violentos, que incitan a la violencia y al asesinato son publicados diariamente en páginas antifascistas, donde además, se crea un “merchandesing antifascista” donde se hace gala de esa violencia.
¿Y quien le ríe las gracias al antifascismo, aunque aparentemente les desagrade ese comportamiento? Pues, toda esa izquierda progre, pacifista, democrática que les subvenciona y les da cobertura; esa izquierda que busca controlar una guardia de corps propia, que les haga el trabajo sucio y que impida que en manifestaciones “unitarias” no acuda nadie que les pueda molestar con consignas distintas a las suyas y con propuestas nacionales y sociales exentas de odio y cargadas de verdad revolucionaria.
Instigadores de violencia, de asesinato; propagadores de odio y guerracivilismo; inculcadores de cainismo entre españoles y europeos… eso es lo que expande la izquierda y la extrema izquierda (la derecha expande otras cosas igualmente deleznables).
Los voceros del “antifascismo” son los culpables intelectuales de las muertes de Palomino y Méric; ellos son los responsables de la violencia; ellos son quienes buscan enfrentamientos constantemente; ellos son los que provocan, los que buscan diariamente broncas mediante insultos, agresiones, mentiras y manipulaciones. Y para ello cuentan con los medios de comunicación, todos controlados por lobbys económicos sionistas, donde legiones de becarios y de izquierdistas de caviar y Chanel vierten litros de tinta para vomitar toda su demagogia y toda su falsedad.
La izquierda frentepopulista es la creadora intelectual de los mayores campos de concentración jamás construidos, la extrema izquierda es la ejecutora de los mayores crímenes del siglo XX (La derecha es la creadora del mayor Gulag del mundo: la sociedad de consumo globalizada, asesina intelectual de identidades, de Valores y de la dignidad del hombre y la mujer); tras esa izquierda frentepopulista, con su “antifascismo” a cuestas solo hay charlatanes con las manos manchadas de sangre y todos tienen nombres y apellidos y forman parte de la política profesional.
Juan Antonio Llopart
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