El verano de 1921 alrededor de nueve mil soldados españoles fueron masacrados por los rebeldes rifeños liderados por el bastardo hijo de perra mora Abd El-Krim. El episodio despertó la indignación de la opinión pública española, que hoy no sólo no se acuerda de la matanza sino que además tolera que moros marroquiés pululen por nuestra amada tierra española.
Pronto corrió la noticia de la victoria rifeña, y tanto las cabilas como parte de las fuerzas marroquíes al servicio de España se sumaron a la guerra santa proclamada por Abd el-Krim. Ninguna ayuda llegó desde Melilla, situada a unos 40 km, y así las pocas unidades que aún conservaban la disciplina se vieron obligadas a retirarse bajo el constante acoso enemigo hasta Melilla. Se produjo así una espantosa retirada en la que los rifeños asesinaron y torturaron a los heridos, enfermos y a la población civil dejada atrás.[ Las guarniciones de las posiciones fueron muertas tras duros combates. Lograron escapar vivos los defensores de Afrau, rescatados por la Armada y el destacamento de Metalsa, que logró llegar a las posiciones francesas de Hassi Ouzenga tras perder dos terceras partes de sus efectivos. En Dar Quebdana, el comandante pactó la rendición, pero en cuanto ésta tuvo lugar él y sus hombres fueron descuartizados.
Tan terrible derrota se saldó, según el expediente Picasso con 13.363 muertos (10.973 españoles y 2.390 indígenas), por sólo 1.000 rifeños. No obstante, las cifras seguramente fueron inferiores, ya que los registros eran a menudo hinchados para cobrar más soldadas y recibir más suministros. El comandante Caballero Poveda calculó el total de bajas españolas en 7.875 hombres. Indalecio Prieto calculó en 8.668 los españoles muertos o desaparecidos en octubre de 1921. Por último, Juan Tomás Palma Romero estimó en 8.180 los muertos o desaparecidos. En todo caso, había tanto muerto que se decía que, del segundo día en adelante los buitres sólo comían de comandante para arriba. A las pérdidas humanas se añadían las de material militar (20.000 fusiles, 400 ametralladoras, 129 cañones, aparte de municiones y pertrechos) y la destrucción de las infraestructuras (líneas férreas y telegráficas, hospitales, escuelas, cultivos, etc.) construidas con el dinero y el esfuerzo español a lo largo de 12 años.
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