NO PARAR HASTA CONQUISTAR. CUENCA NUNCA SERÁ LO QUE MERECE MIENTRAS LOS CACIQUES DIRIJAN NUESTRA PROVINCIA



jueves, 27 de septiembre de 2012

La consigna: España, una e indivisible



Se habla en estos días - a veces con una ligereza insultante - de una posible y pronta declaración del estado catalán que se llevaría a cabo de forma unilateral. No cabe por nuestra parte más que mostrar la más enérgica oposición a las pretensiones secesionistas del gobierno de Artur Mas (o de cualquiera que sea quien quiera la ruptura de la unidad de la Patria) y prometer la más firme de las oposiciones ante esta afrenta traidora. En próximas entradas haremos un análisis de esta situación. Por el momento, hacemos nuestras estas palabras de Ramiro Ledesma:

 
"Hay que impedir que la disolución de España se lleve a efecto con música de aplausos, obligando a los disidentes a una actuación armada. A nosotros no nos importa la concesión de autonomías administrativas, pues esto favorecería quizá la eficacia del Estado. Pero sí denunciamos que no es eso ni nada que se relacione con eso lo que solicitan y quieren los separatistas. Existe todo un programa de asalto a la grandeza hispánica, al que colaboran los inconscientes de más acá del Ebro en nombre de la turbiedad democrática-burguesa que concede libertades y disuelve pueblos. La política separatista se propone realizar sus fines en tres etapas. Una, la actual, encaramándose a los puestos de influencia en Cataluña y desde ellos educar al pueblo en los ideales traidores. Otra, intervenir en la gobernación de España, en el Poder central, con el propósito firme y exclusivo de debilitar, desmoralizar y hundir la unidad de nuestro pueblo. Por eso decíamos hace quince días, que no hay que prestar sólo atención a lo que los catalanes pretendan y quieran para Cataluña, sino más aún a lo que pretendan y quieran para España. Su segunda etapa consistirá, pues, en debilitar nuestro ejército, esclavizar nuestra economía, enlazar a sus intereses las rutas internacionales, propulsar los nacionalismos de las regiones haciéndoles desear más de lo que hoy desean, lograr, en fin, que un día su voluntad separatista no encuentre en el pueblo hispánico, hundido e inerme, la más leve protesta.
La tercera etapa, cumplida en el momento oportuno, consistirá en la separación radical."

 
"España, una e indivisible"
 (La Conquista del Estado; nº 14, 13 de junio de 1.931)

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