Este acto está dedicado a Carlitos Oriente. Siempre estarás con nosotros.
También a Josué y a todos los patriotas presos.
Y como no, a JUAN IGNACIO y con él a todos los que murieron por el ideal de una España más justa.
Esta marcha la hemos realizado en su honor. Nosotros no olvidamos.
Dice una vieja canción falangista, “sé que si me matan, de la tierra en que yo muera, se alzará como una espiga, roja y negra, de la pólvora y la sangre, mi bandera".
Juan Ignacio está presente hoy entre nosotros, se puede ver en los rostros de todos los jóvenes camaradas que como aquella espiga germina con la sangre de nuestros mejores.
En 1978, Juan Ignacio acompañado de un reducido grupo de jóvenes, levantaba la bandera del Frente de la Juventud, despertaba el alma inquieta de muchos y hacía renacer el viejo sueño de la revolución, enfrentándose al inmovilismo de las fuerzas patriotas ancladas en su reciente pasado.
Aquel mismo año se aprobaba mayoritariamente la vigente constitución que ha proporcionado el marco legal para el saqueo de España.
En 1978, la tasa de paro en España no llegaba al 8 %, 34 años después, ya supera el 25 %. El sistema partitocrático que vino a traernos la libertad nos ha convertido en sus esclavos .
Eran los años en que nos llamaban locos porque vaticinábamos la caída del comunismo y el fracaso del estado de las autonomías.
Hoy en día el marxismo ha sido barrido por el mismo pueblo que decía proteger.
Y hoy en día, no hay un solo español que no señale con el dedo al sistema autonómico como el máximo culpable de la situación de bancarrota y corrupción en la que nos encontramos.
34 años después, se suceden los desafíos separatistas, los ultrajes a la bandera nacional y el desprecio absoluto por la historia; mientras que los “buenos españoles de derechas“ hacen valoraciones mercantiles acerca de la viabilidad de los estados catalán o vasco independientes, como si ya absolutamente todo estuviera sujeto a un precio en nuestra sociedad.
Pues bien nosotros, como ayer, decimos ¡NO!
Decimos no, porque la patria no es un concepto geográfico.
Nos reconocemos como patriotas porque mantenemos que España por encima de donde se establezcan sus fronteras, es una identidad, una cultura común, es una forja de siglos, regada con el sudor y la sangre de nuestros antepasados.
España es un legado que recibimos en custodia, pero que no nos pertenece y que tenemos la obligación de dejar intacto a nuestros nietos.
Es nuestro deber mantener España íntegra, tal y como la recibimos.
Pero no la España actual, en la que el estado ha sido puesto al servicio de la economía, atento siempre a las demandas de los mercados financieros y las plutocracias, dejando a sus hijos en el desamparo y condenándolos a la miseria .
¿Qué ha sido de aquel pueblo orgulloso que se levantó contra el invasor por el llanto de un infante?, ¿cuándo desaparecieron los hombres, como aquel alcalde de Móstoles que declaró la guerra al emperador francés?
¿Cuándo desapareció la valentía de un pueblo que posee cual ninguno en su historia, la firmeza de quemar unas naves, vender unas joyas o entregar el propio puñal, para que el enemigo vea que no vacila un Español ni aun en la muerte de su propio hijo, si es la defensa de la patria la que está en entredicho?.
¿Cuándo desapareció la entereza de los hombres de España ?
“Serán traidores a la patria y miembros indignos del estado, los capitalistas, los ricos que se ocupen como hasta aquí, con incorregible egoísmo, de su solo interés sin volver la cabeza a los lados ni atrás, para contemplar la estela de hambre, de escasez y de dolor que les sigue y les cerca“.
Estas palabras de Onésimo Redondo, lanzadas a los cielos de Castilla pocas horas antes de entregar su vida, siguen hoy en día de una actualidad tan triste como esperanzadora.
Porque la esperanza y la fe resuelta en nuestra causa es la que hace que generación tras generación, sigamos empecinados en un grito desgarrador: REVOLUCION O LUCEROS ¡! .
España ha involucionado hacia un estado dominado por una casta política corrupta que mantiene un férreo control sobre todos los poderes, legislativo, ejecutivo y judicial. Y también sobre los medios de comunicación y las centrales sindicales.
Y desde ese control total, al que alegremente adjudican el titulo de democracia, se han dedicado a empobrecer esta nación, destruyendo el tejido industrial, asolando el campo, recortando cualquier beneficio social de los trabajadores y violando el estado de derecho al pactar con terroristas.
Y lo que es aún más grave, desposeyendo a este pueblo del orgullo que le hizo rebelarse contra invasores e injusticias.
Aquel pueblo al que Napoleón en su retirada calificó como “la nación indomable”.
Y en el colmo del descaro y como prueba de la impunidad con la que estos políticos actúan, hasta han osado poner precio a la condición de español, tasando en 160.000 euros la nacionalidad de Cervantes, Ignacio de Loyola o Maeztu.
Pero no con la intención de aliviar los problemas de un pueblo cada vez más próximo a la desesperación y el hambre, sino para cuadrar los balances contables de los banqueros.
La banca está siendo la única beneficiaria del sudor del obrero.
Mirad a vuestro alrededor, abrid bien los ojos para contemplar las largas colas en los comedores sociales, albergues llenos de compatriotas lanzados de sus casas, los cajeros arropándoles por las noches del frio y la desesperación tras un cristal blindado con cámara de seguridad, como símbolo de la inmensa distancia entre la opulencia de los banqueros y la miseria del pueblo.
Avisamos a todos los que nos habéis llevado a esta situación: nosotros no haremos prisioneros !!! .
Camaradas, la situación no admite ni más debates, ni mas estrategias, ni más demoras. No hay ninguna estrategia válida si esta pasa por formar parte del sistema. Algunos decidieron que era mejor cambiar de banderas, llegando a la conclusión de que nuestra lucha era baldía, pasando a formar parte de tal o cual plataforma política. Resulta grotesco ver babear por ser admitidos como figurantes del sistema a algunos que hasta ayer llamábamos camaradas.
Recordemos siempre cual debe ser nuestra postura ante los tiempos duros, “pase lo que pase, no se puede desertar ni por impaciencia, ni por desaliento, ni por cobardía“.
Nuestra lucha es la más ingrata pero también la más hermosa porque nos exige contar solamente con nuestras propias fuerzas.
Nosotros hemos rasgado todas las verdades reveladas, hemos escupido sobre todos los dogmas, hemos rechazado todos los paraísos y escarnecido a todos los charlatanes.
Estamos viviendo la hora de los enanos, estamos viviendo uno de los momentos más aciagos de nuestra vieja patria, estamos viviendo la decadencia del sistema partitocrático y los postreros coletazos del capitalismo, incapaz ya de reinventarse a sí mismo.
Solo puede haber una estrategia, ganar las calles, alzando la voz por encima del murmullo generalizado de los cobardes.
Solo hay un camino y será un camino largo y abrupto, pero es el que nos demanda el sacrificio de los caídos que hoy homenajeamos aquí.
Y ese camino es un grito ahogado desde hace años: REVOLUCION O LUCEROS!! , REVOLUCION O LUCEROS!! .
ARRIBA ESPAÑA Y ARRIBA EUROPA.
Por la PATRIA, LA JUSTICIA y la REVOLUCION.
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