NO PARAR HASTA CONQUISTAR. CUENCA NUNCA SERÁ LO QUE MERECE MIENTRAS LOS CACIQUES DIRIJAN NUESTRA PROVINCIA



martes, 12 de marzo de 2013

¿Fútbol?, ¡No, gracias!

Interesante artículo, escrito por uno de nuestros militantes sobre el panorama de las gradas en el fútbol, al las cuales se las da un reconocimiento político que ya no tienen.



Si ya de por sí nuestra “cruzada” es quijotesca, tocar este tema puede rayar en lo suicida.

No tengo nada en contra del fútbol como deporte (de hecho me encanta verlo y  practicarlo), pero creo que ya ha llegado el momento de abrir brecha e iniciar un distanciamiento del “mundillo ultra”. He estado en el fondo y ya supero los 30, así que no está escribiendo un “ciber-revolucionario de salón”. La excusa del “banderín de enganche” ya no vale; hay formas de sobra de contactar con camaradas y nuestra presencia es más útil en conferencias, manifestaciones y actos lúdico-deportivos, que en las gradas de un estadio.

A los equipos profesionales de fútbol les trae “al pairo” la situación social, la perdida de valores y el futuro de nuestra nación y nuestra identidad, por no mencionar que están INFESTADOS de jugadores extracomunitarios (esos a los que también animas y engrandeces por llevar la camiseta de tu equipo). Para ellos eres únicamente una fuente de ingresos más y un apoyo incondicional desde la grada. ¿Qué recibes a cambio?: estrellas mediáticas forradas de dinero, dirigentes de clubes podridos de dinero… ¿Qué vas a hacer cuando consigan el próximo título?, ¿festejarlo por todo lo alto hasta el día siguiente?... recuerda que cuando te despiertes con la resaca seguirá habiendo casi un 25% de paro, un país en la ruina y un Pueblo en extinción.

¿Hablamos ahora de los enfrentamientos y odios entre supuestos camaradas de hinchadas rivales?... porque no me entra en la cabeza enfrentarme a tumba abierta contra alguien con quién, teóricamente, comparto ideales y trinchera para defender a una empresa que, a día de hoy, representa todo lo contrario a aquello por lo que luchamos. Divisiones y riñas personales que aún arrastramos y que nos debilitan, pero que a nadie parece importarle. Eso si, luego muchas banderas de España ondeando y algún emblema o pancarta “políticamente incorrectos” que asoma tímidamente (no sea que nos prohíban la entrada). La grada ha dejado de estar (si alguna vez lo estuvo realmente) al servicio de la política y eso, señores, debe ser el punto y final.

¿Por qué no hay presión policial-política REAL contra las gradas? Si, has leído bien: NO HAY ATAQUE



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